Corría el año 1982, en plena fiebre futbolística debido al Mundial de España. Aquel día se iba a jugar un Perú-Italia que acabaría 1-1. Durante dicho partido, el árbitro alemán Walter Eschweiler dio una actuación memorable por lo errático que estuvo en sus decisiones y lo mucho que llegaba en ocasiones a inventarse el reglamento futbolístico.
Al parecer, el alemán había estado en las horas previas al encuentro en el restaurante del hotel donde se alojaba llegó a pimplarse él solito hasta 3 litros de vino.
¡Para arbitrar bien!
¡Para arbitrar bien!
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