En el año 1950, se disputaba la cuarta edición del Mundial de fútbol en Brasil. Aquel mundial cambiaría algo para siempre para la selección brasilera, el color de su camiseta. Y es que los brasileños jugaban por entonces de blanco, pero una de las mayores derrotas de su historia haría que nunca volvamos a ver dicho color en la camiseta de la seleção y que ahora los veamos de amarillo y azul.
En aquel partido, Uruguay se las veía con Brasil y acabaron venciendo por 2-1 en el estadio Maracaná, por lo que esta humillante derrota se conoce como Maracanazo. Los jugadores brasileños fueron desde entonces considerados parias sociales y símbolos de la humillación y la derrota.
43 años después, Barbosa seguía pagando por aquel partido. El veto fue tal que al guardameta se le prohibió visitar a la selección en 1993 que iniciaba su recorrido que acabaría triunfantemente ganando el mundial del siguiente año.
En 2014, los brasileños tuvieron la ocasión de redimirse del Maracanazo: volvían a ser la sede del mundial. Sin embargo, llegó el partido de semifinales contra Alemania en el estadio Mineirão que acabaría con la derrota de la canarinha por 7-1. La derrota fue tan humillante que hubo incluso periódicos que pideron perdón a los jugadores del Maracanazo.
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